El fracturamiento hidráulico
produce fracturas en la formación de rocas que estimulan el flujo de gas
natural o petróleo, aumentando los volúmenes que pueden recuperarse.
Los pozos pueden perforarse verticalmente a cientos o miles de pies por
debajo de la superficie terrestre y pueden incluir secciones
horizontales o direccionales que se extienden a miles de pies.
Las fracturas se crean al bombear grandes cantidades de fluidos a alta presión en un pozo y en la formación de roca objetivo. El fluido de fracturamiento hidráulico comúnmente consiste en agua, aditivos y aditivos químicos que abren y agrandan las fracturas dentro de la formación de roca. Estas fracturas pueden extenderse a varios cientos de pies de distancia del pozo. Los apuntalantes (arena, bolitas de cerámica u otras pequeñas partículas incompresibles) mantienen abiertas las fracturas recién creadas.
Una vez que se completa el proceso de inyección, la presión interna de la formación de roca hace que el fluido regrese a la superficie a través del pozo. Este fluido se conoce como "flujo de retorno" y "agua producida" y puede contener los productos químicos inyectados más los materiales naturales tales como salmueras, metales, radionúclidos e hidrocarburos.
Las fracturas se crean al bombear grandes cantidades de fluidos a alta presión en un pozo y en la formación de roca objetivo. El fluido de fracturamiento hidráulico comúnmente consiste en agua, aditivos y aditivos químicos que abren y agrandan las fracturas dentro de la formación de roca. Estas fracturas pueden extenderse a varios cientos de pies de distancia del pozo. Los apuntalantes (arena, bolitas de cerámica u otras pequeñas partículas incompresibles) mantienen abiertas las fracturas recién creadas.
Una vez que se completa el proceso de inyección, la presión interna de la formación de roca hace que el fluido regrese a la superficie a través del pozo. Este fluido se conoce como "flujo de retorno" y "agua producida" y puede contener los productos químicos inyectados más los materiales naturales tales como salmueras, metales, radionúclidos e hidrocarburos.
El flujo de retorno y el agua
producida generalmente se almacenan en el sitio en tanques o fosas
antes del tratamiento, la eliminación o el reciclaje. En muchos casos,
se inyecta bajo tierra para su eliminación. En áreas donde eso no es una
opción, puede tratarse, reutilizarse o procesarse en una instalación de
tratamiento de aguas residuales y luego descargarse en aguas
superficiales.
WIKIPEDIA
La fracturación hidráulica, fractura hidráulica o estimulación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo.
La técnica consiste en la perforación de un pozo vertical u horizontal, entubado y cementado, a más de 2500 metros de profundidad, con el objetivo de generar uno o varios canales de elevada permeabilidad a través de la inyección de agua a alta presión, de modo que supere la resistencia de la roca y abra una fractura controlada en el fondo del pozo, en la sección deseada de la formación contenedora del hidrocarburo. Esta agua a presión es mezclada con algún material apuntalante y productos químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores de 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie.
Se estima que en 2010 esta técnica estaba presente en aproximadamente el 60 % de los pozos de extracción en uso. Debido a que el aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentables estos métodos, se ha propagado su empleo en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos.
Los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan que la técnica no tiene mayores riesgos que cualquier otra tecnología utilizada por la industria, e inciden en los beneficios económicos de las vastas cantidades de hidrocarburos previamente inaccesibles, que esta nueva técnica permite extraer.
La industria argumenta que aquellos casos excepcionales en los que se haya podido producir contaminación, ha sido debido al uso de malas prácticas como defectos en la construcción de los pozos o en el tratamiento de aguas residuales, pero no de la fracturación hidráulica en sí misma.
Sus oponentes, en cambio, señalan el impacto medioambiental de esta técnica, que en su opinión incluye la contaminación de acuíferos, elevado consumo de agua, contaminación de la atmósfera, contaminación sonora, migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, contaminación en la superficie debida a vertidos, y los posibles efectos en la salud derivados de ello. También argumentan que se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking.
Por estas razones, la fracturación hidráulica ha sido objeto de atención internacional, siendo fomentada en algunos países, mientras que otros han impuesto moratorias a su uso o la han prohibido. Reino Unido levantó su moratoria en el año 2012 y en la actualidad apuesta de manera decidida por esta industria como modo de crear empleo, asegurar el suministro energético y avanzar hacia un sistema bajo en carbono.
La Comisión Europea emitió el 24 de enero de 2014 unas Recomendaciones a los países miembros que deseen explorar y producir hidrocarburos no convencionales utilizando la fracturación hidráulica para garantizar la protección adecuada del medio ambiente.
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La fracturación hidráulica, fractura hidráulica o estimulación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo.
La técnica consiste en la perforación de un pozo vertical u horizontal, entubado y cementado, a más de 2500 metros de profundidad, con el objetivo de generar uno o varios canales de elevada permeabilidad a través de la inyección de agua a alta presión, de modo que supere la resistencia de la roca y abra una fractura controlada en el fondo del pozo, en la sección deseada de la formación contenedora del hidrocarburo. Esta agua a presión es mezclada con algún material apuntalante y productos químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores de 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie.
Se estima que en 2010 esta técnica estaba presente en aproximadamente el 60 % de los pozos de extracción en uso. Debido a que el aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentables estos métodos, se ha propagado su empleo en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos.
Los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan que la técnica no tiene mayores riesgos que cualquier otra tecnología utilizada por la industria, e inciden en los beneficios económicos de las vastas cantidades de hidrocarburos previamente inaccesibles, que esta nueva técnica permite extraer.
La industria argumenta que aquellos casos excepcionales en los que se haya podido producir contaminación, ha sido debido al uso de malas prácticas como defectos en la construcción de los pozos o en el tratamiento de aguas residuales, pero no de la fracturación hidráulica en sí misma.
Sus oponentes, en cambio, señalan el impacto medioambiental de esta técnica, que en su opinión incluye la contaminación de acuíferos, elevado consumo de agua, contaminación de la atmósfera, contaminación sonora, migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, contaminación en la superficie debida a vertidos, y los posibles efectos en la salud derivados de ello. También argumentan que se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking.
Por estas razones, la fracturación hidráulica ha sido objeto de atención internacional, siendo fomentada en algunos países, mientras que otros han impuesto moratorias a su uso o la han prohibido. Reino Unido levantó su moratoria en el año 2012 y en la actualidad apuesta de manera decidida por esta industria como modo de crear empleo, asegurar el suministro energético y avanzar hacia un sistema bajo en carbono.
La Comisión Europea emitió el 24 de enero de 2014 unas Recomendaciones a los países miembros que deseen explorar y producir hidrocarburos no convencionales utilizando la fracturación hidráulica para garantizar la protección adecuada del medio ambiente.